Es doloroso hacer esto, pero creo que es lo mínimo que
puedo hacer, sé que no es fácil para ambos hoy te toca a ti recibir esta carta,
una de despedida, una donde solo mis dedos fueron usados a mando del corazón;
si decidí cerrar este capítulo es porque mi amor llego a su fin, te lo prometí
desde un inicio, sino existe sentimiento puro e intacto por ti, mi adiós será definitivo.
No cabe duda que un amor que nació de confianza y sinceridad, hoy se convirtió
en melancolía; en esta vida te cruzaste en mi camino, decidimos compartir
tantos momentos, unir cada dolor y agregar fuerza, decidimos ser uno solo,
prometimos un “para siempre”; pero míranos, hoy solo somos dos extraños que se
amaron en un momento y viven de recuerdos.
En estos minutos existe un corazón afligido, uno que no
logra entender el final de esta historia. Recuerdas cuando dos extraños se
reconocieron desde lo lejos y tuvieron como intermediario rosas rojas que
adornaban los minutos, aquellas miradas perdidas que se encontraron, aquella
sonrisa que nació cuando te encontró, no necesitábamos de más, todo fluía entre ambos, que corto quedan
las palabras, cuando describir lo nuestro se trata.
Ahora, existe preguntas que rondan en mi cabeza, que pasó?
Cuando acabo la magia? Tuve la culpa? Te falle?- No lo sé. Las respuestas que encuentro es que no éramos
el uno para el otro, irónico creer eso o hacer que crea en ello, cuando más de
una vez las miradas lo decían todo, el corazón hablaba más de una vez, el amor
brillaba, no había oscuridad para un nosotros, no existía dolor tan fuerte que
ambos no sepamos sobrellevar, pero, ya vez la vida, el destino decidió abrir
dos caminos para dos amantes que no eran destinados, y ellos somos nosotros.
Solo me queda decirte, adiós amor mío, un amor fiel se
despide hoy, no hay lágrimas que puedan volver al tiempo, pero si existe un
amor puro que te desea lo mejor, y comprendió que él no era parte de ello, tu felicidad.